Aunque, a priori, la respuesta a esa pergunta puede parecer obvia: "Yo"; todos sabemos que la realidad es muy distinta. En todos los ordenadores hay un programa que nos saca de quicio y que hace la guerra por su cuenta; en mi caso es el “antivirus” McAfee.
McAfee ha convertido mi ordenador en mi HAL9000 particular. Se pasa el día descargando sabe Dios qué cosas y pidiéndome una y otra vez que le instale cosas como un niño malcriado le da la tabarra 24 horas diarias a sus padres pidiendo caprichos.
Está claro que mi ordenador ya no es el que era cuando lo compré, ya no es tan rápido ni potente, ni siquiera le brilla el monitor de la misma manera que cuando nos conocimos. Pero la decrepitud en la que se encuentra ahora viene desde el día en que lo llevamos al informático y decidió que el mejor tratamiento era una buena dosis de McAfee. ¡Cómo hecho de menos mi viejo AVGFree! ¡Ah!, mi añorado NOD32… ¿dónde estás? Eran antivirus con menos enjundia y quizá menos nombre, pero cumplían su función de forma bastante decente y apenas se notaba que estaban allí.
Eso sí, desde que tengo instalado McAfee no he tenido ni un problema de virus ni troyanos, ni de espías ni de bugs. Gracias a McAfee la experiencia de conectarse a Internet es tan exasperante y dolorosa que ya no me conecto, con lo que no me entran virus, así pues, el viejo Mac cumple su función.
Cuando termine de escribir estas líneas pienso desinstalarlo y recuperar alguno de mis viejos compañeros de navegación. Si Mr. McAfee me lo permite, claro está.
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