lunes, 26 de julio de 2010

Banderita española



El problema de medir el patriotismo de un país por el número de banderas que cuelgan en los balcones cuando la Selección Española gana tiene una doble vertiente:

Primera. Que cuando deje de ganar seremos menos españoles puesto que dejaremos de colgar la enseña nacional. Porque, seamos sinceros, los españoles somos así, mientras la selección gana todos vamos con España (o nos gusta el tenis, nos compramos una bici y hasta hablamos de Fórmula 1 en los bares), pero cuando pierde… yo no recuerdo banderas en los balcones cuando entrenaba Clemente.

Segunda. Que “los de siempre”, los que se han apropiado de la bandera desde hace décadas, miran por encima del hombro a los nuevos admiradores de la enseña y les recuerdan que ellos eran más españoles y desde antes.

En fin, ahora que la euforia por la madre de todas las victorias parece que se aplaca, poco a poco van desapareciendo las banderas de los balcones. Las calles han dejado de parecerse a un escenario de “Bienvenido Mr. Marshall” y los bares no se confunden ya con consulados y embajadas.

Ahora toca guardar las banderas a buen recaudo has la próxima, porque aunque la Selección de baloncesto ganara el Mundobasket en septiembre, el fútbol es fútbol, y el baloncesto no.

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