Uff! ¿De qué hablo yo ahora? La actualidad viene demasiado cargada de temas como para centrarse en uno solo.
Podría hablar de la presunta homofobia de la reina. También podría escribir sobre cómo una cadena de televisión va a enriquecer aún más a un delincuente (esta vez no es presunto). Del atentado de ETA en Navarra. Podría hablar de ese curios caso en el que según cómo lleve el día el fiscal las injurias al rey existen o no (yo pienso que no deberían existir, pero eso es una opinión mía). ¿Hablamos de cómo seguimos “ayudando” a los bancos con nuestros impuestos? O ya que hablamos de impuestos, también se podría comentar la fiesta de cumpleaños del hermanísimo del Papa Ratzinger, que les va a costar 100.000€ a los católicos alemanes. También podríamos preguntarnos cómo es posible que 4500 telespectadores con audímetro decidan lo que van a ver en televisión 40 millones de personas. El mundial de F1 termina y yo, que soy ferrarista, espero que no gane el peor piloto que ha tenido Ferrari: Felipe Massa.
En fin, hay demasiado de qué hablar y pocas ganas de ponerse a escribir.
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