Desde siempre me ha inquietado que se pontifique sobre lo que se desconoce. Esto es, por ejemplo, los políticos hablando de honradez, vergüenza y trabajo. Pero me inquieta más, si cabe, cuando es la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana, con su líder el empera…, estee no, el Papa Ratzinger (Z) a la cabeza. Cuando los miembros de la Iglesia hablan de sexo se me erizan los pelos de la nuca ¿No se supone que estos piadosos siervos de Dios renunciaron voluntariamente al pecaminoso encuentro entre dos personas (o más)? Entonces, ¿qué saben ellos de condones, algo que no usan?
Ayer, el Papa, advirtió que el preservativo agrava el problema del SIDA. Según él, el uso del condón hace que crezcan los contagios de SIDA. Pero claro, esto lo dice un hombre que se reafirma en la creencia de que un palomo dejó encinta a una mujer de forma virginal. No consigo entender cómo se puede pontificar (nunca mejor dicho) sobre algo que, teóricamente, se desconoce.
Lo que tengo claro es que si los curas invitan a no usar el condón en las relaciones sexuales será porque ellos mismos no lo utilizan. Esto me lleva a una conclusión: lo que quiera que sea que tienen estos tipos en el cerebro debe contagiarse por no usar condón, así que yo seguiré usándolo por lo que pueda tronar, que seguro que ya lo tengo bastante tocado por los videojuegos, la masturbación y qué se yo cuantas cosas más que me ha metido el diablo en la cabeza.
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