jueves, 23 de abril de 2009

El fin de las ideologías (o la "espantá" de Rosa)


Cuando Daniel Bell escribió hace casi 50 años su famoso libro en el que hablaba del agotamiento de las grandes ideas políticas de las civilización occidental, parecía que estaba vaticinando el desierto ideológico de la España de nuestras días.

El último ejemplo de la ausencia de estas ideas políticas ha sido Rosa Aguilar. La famosa, mediática y populista alcaldesa de Córdoba se fuga al PSOE para ejercer de Consejera de Obras Públicas en el gobierno de Griñán. Hace un par de semanas, cuando Chaves I el Magnífico era nombrado vicepresidente del gobierno allí, en las Españas, dejaba bien colocado a su acólito Griñán, Rosa Aguilar se deshacía en halagos para con el presidente “in pectore”; hablaba tan bien de él que lo único que le faltó fue pedirle en matrimonio. Al mismo tiempo, Rosa Aguilar dejaba bien claro que su puesto estaba en Córdoba, en su Ayuntamiento, junto a la gente que la votó. Mentiras y tonterías, sobre todo tonterías.

En Córdoba se sabía desde hace tiempo que Rosa quería irse al PSOE (lo sabía incluso la gente que la votaba elección tras elección), en su partido no la querían y además, no era suficiente para sus ansias de notoriedad, como demostraba todas las semanas en su ratito de propaganda que amablemente le cedía la Cadena Ser en el programa de su amiga Gemma, donde cada vez que podía le tiraba los tejos al PSOE, amén de presentar una Córdoba que nada tiene que ver con la realidad de la otrora ciudad califal.

Rosa se va, por fin, a un puesto a su medida, seguro que está todo el día saliendo en Canal Sur y con un montón de gente a su alrededor, lo que a ella le gusta. Al menos ha tenido la decencia, que no inteligencia, de dejar como alcalde a un concejal que sí fue elegido por las urnas. Sólo habría faltado que nos hubiera dejado a ese Concejal de Nadas nombrado digitalmente, el marido de la locutora (aunque, pensándolo bien, seguramente le tendrá reservado un puestecito en Sevilla).

Lo ppeor es la alternativa de gobierno que hay en Córdoba, que no se sabe sí es mejor que salgan elegidos o que se queden como están.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La Donación de mis órganos:

Quiero el día que yo muera
poder donar mis riñones,
mis ojos y mis pulmones.
Que se los den a cualquiera.
Si hay un paciente que espera
por lo que yo ofrezco aquí
espero que se haga así
para salvar una vida.
Si ya no puedo respirar,
que otro respire por mí.

Donaré mí corazón
para algún pecho cansado
que quiera ser restaurado
y entrar de nuevo en acción.

Hago firme donación
y que se cumpla confío
antes de sentirlo frío,
roto, podrido y maltrecho
que lata desde otro pecho
si ya no late en el mío.

La pinga la donaré
y que se la den a un caído
y levante poseído
el vigor que disfruté.

Pero pido que después
se la pongan a un jinete,
de esos que les gusta el brete.
Eso sería una gran cosa
yo descansando en la fosa
y mi pinga dando fuerte.

Entre otras donaciones
me niego a donar la boca.
Pues hay algo que me choca
por poderosas razones.
Sé de quien en ocasiones
habla mucha bobería;
mama lo que no debía
y prefiero que se pierda
antes que algún comemierda
mame con la boca mía.

El culo no lo donaré
pues siempre existe un confuso
que pueda darle mal uso
al culo que yo doné.
Muchos años lo cuidé
lavándomelo a menudo.
Para que un cirujano chulo
en dicha transplantación
se lo ponga a un maricón
y muerto me den por culo.
Camilo J. Cela

zberus dijo...

Tenemos lo que nos merecemos... perra vida esta!