viernes, 8 de abril de 2011
EUROCARADURAS
Caraduras es el apelativo o definición más suave que circuló ayer por Internet para referirse a los eurodiputados. La verdad es que yo preferiría referirme a ellos con otro apelativo, aunque habrá probablemente alguien que me diga que sus madres no tienen la culpa de las acciones de sus hijos, aunque eso está por ver, que la educación comienza en el hogar. Así que me conformaré con llamarles parásitos.
Lo de ayer no es más que la punta del iceberg de lo que se cuece en el parlamento europeo, la demostración de la inutilidad de esta cámara y la confirmación de que la Unión Europea sólo beneficia a los políticos mientras que a los ciudadanos nos toca pagarles los caprichos y las excentricidades.
El Parlamento Europeo es el cementerio de los elefantes políticos que, por unas u otras razones, van a morir (o a seguir viviendo del cuento, mejor dicho) allí. Políticos que una vez estuvieron en la cresta de la ola y cayeron en desgracia por distintas razones; eternos candidatos que perdieron una elección tras otra y que sus partidos decidieron mandar a Europa; imputados y corruptos que saben demasiado de sus jefes y es mejor mandarlos a la eurocámara para que se sigan forrando y no tiren de la manta; amiguetes que no tienen sitio en las políticas nacionales y se les manda a Europa para que no estorben demasiado… un sinfín de circunstancias políticas y personales que hacen que un político dé con sus huesos (y bolsillos) en Estrasburgo, Bruselas o Luxemburgo.
Lo peor no es que se quieran subir el sueldo y seguir viajando en primera clase, lo peor es que una vez que vieron lo que se decía de ellos en Internet, se apresuraron a salir diciendo estupideces que justificaran su comportamiento y nos dijeron que iban a cambiar el sentido de su voto (lo que se les olvidó decirnos es que eso ya no tenía ninguna repercusión) y volvieron a tratarnos como gilipollas.
Así que por eso, en las próximas elecciones… “No les votes, no les legitimes”.
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