martes, 29 de marzo de 2011
Horario de verano
Como sigo bastante jodido a la hora de levantarme desde que el pasado domingo volvimos a cambiar la hora, me he decidido a quejarme aquí. Cuando ya uno se había acostumbrado a levantarse con la luz del sol entrando por la ventana, que parece que te anima a empezar el día, otra vez, de golpe, a levantarse con noche cerrada, que abres un ojo, miras por la ventana y dices “el despertador se ha estropeado, ¡si deben ser las 3 de la madrugada!”. Pero no, ya es la hora de levantarse, aunque no seas capaz de adivinarte los dedos de la mano delante de tu cara.
Espero que se me quite pronto esta sensación rara que tengo respecto a la luz, a las comidas, a estar muerto de sueño a las ocho y media de la tarde o despierto y animado a las dos de la madrugada. Supongo que durante un par de día me seguiré sintiendo un tanto extraño y preguntándome las razones del porqué de este cambio.
Cada vez que se aproxima el cambio en los telediarios nos cuentan una sarta de tonterías para justificar este cambio. Entrevistan a médicos, psicólogos, ingenieros,… que nos cuentan los enormes beneficios que tiene sobre la salud, y a algún que otro político que nos cuenta que con este cambio vamos a ahorrar energía. Pero, si de verdad se ahorrara energía, si las eléctricas fueran a dejar de ingresar dinero por el cambio de hora, hace años que no se cambiaría la hora, que estos no pierden ni un euro.
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